lunes, 29 de enero de 2007

El círculo profundo del abeto











(Dedicado a la capa de ozono)

Me disgusta,
a veces,
el círculo profundo del abeto,
las marcas que desgarran su tronco,
los años
que rodean su especie de colores ocres,
verdes,
marrones,
pardos,
weis,
amarillos,
rojos…

Esa dignidad callada
de bosque dañado.

Ese aire que evoca sonidos,
chispas de luz que agonizan.

La mañana despunta
en sus cimas,
rayos que penetran
entre el espacio sólido
de sus entrañas.

Espejos
que se forman con la lluvia,
cauces que se apagan
bajo el brillo oscuro
de la luna desnuda.

Cantos de grillos, lechuzas…
Murciélagos que evocan la noche,
Vibra el suelo con sus sueños.

Amanece,
La serenidad
viste al cielo de escarcha.
El sol alcanza la cumbre
y juega con las nubes traviesas de algodón.

Comienza el flujo…
Hormigas que tintinean en el paisaje terráqueo,
quisquilleo de filas,
de aquí para allá:
viven,
mueren…
Seres organizados
en producción constante…

Fluye la savia por sus venas,
se despuntan las caricias de la brisa…

Esas cortezas se arrugan,
hachazo
y falta el aire,
árbol que duermes caído.

Pepa Dìaz 01/07.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uf! te has leido la sombra del ciprés es alargada? de delilbes, increible libro...