martes, 9 de junio de 2009

Golosinas Virtuales



Jóvenes y niños de todo tipo: una imagen que vende tarjetas de crédito, viajes, móviles, bebidas alcohólicas, tabaco, comida rápida, coches, ropa... ¿Pero qué consecuencias puede tener esta avalancha de imágenes y eslóganes publicitarios en la sociedad que configurarán estos jóvenes del siglo XXI?

"No hay equipo de sociólogos capaz de rivalizar con los equipos de publicidad en la búsqueda de elementos sociales susceptibles de explotación. Los publicitarios se gastan cada año miles de millones de dólares en la investigación y el examen de las reacciones del público hacia su producción", explica Marshall McLuhan en "La comprensión de los medios como las extensiones del hombre".

En los años 70 del siglo XX, el filósofo Jean Baudrillard explica cómo una de las estrategias del marketing empresarial es persuadir a sus clientes potenciales con la metáfora de la eterna juventud; un valor añadido al producto, que no figura en el precio, y que el cliente cree comprar con el artículo. La fórmula para vender estos valores añadidos son las imágenes, las que se ven y las que se insertan y no percibe nuestro consciente pero que apelan a instintos comunes del ser humano e incitan al consumo de forma inconsciente: publicidad subliminal.

"Existen símbolos compartidos por todas las culturas. Se agrupan en dos grandes temas: de una parte el origen de la vida, la procreación, el amor y el sexo; por otra, el gran tema tabú el fin de la vida, la muerte y todas las implicaciones relacionadas con la muerte y la agresión", explica Lucia Sutil, en 1995, en su estudio "Los mensajes Subliminales".

Sutil investiga símbolos universales que emplean los publicistas para "penetrar en nuestra intimidad". Así, para el amor y el sexo se usan: símbolos fálicos con objetos alargados como serpientes, lápices, puros, cañones, automóviles, plumas, flechas..., para el vaginal se utilizan objetos redondos u ovalados como naranjas, cerezas, el cabello, la cara redondeada, bolas, ojos, labios... Para el acto sexual: llaves entrando en cerraduras, una copa llena de cerveza espumeante, o bien instrumentos que generan dominio como palos de hokey, tablas de snow... Para el simbolismo de la muerte encontramos caras, jinetes del Apocalipsis, calaveras, escenas bélicas, acciones policíacas...

Así como el sexo y la muerte, la publicidad subliminal también utiliza y exacerba valores añadidos a los roles masculino y femenino.

Los trucos y estrategias de persuasión publicitaria y de consumo a través de las imágenes, así como el escaso control sobre la utilización en grandes marcas de publicidad subliminal y de ciertos valores añadidos están teniendo unos efectos y consecuencias sobre la sociedad aún por definir.

Las víctimas principales del inconsciente colectivo son los individuos con tendencia a la depresión y baja autoestima, así como los jóvenes y los niños.

El marketing de las principales marcas del mercado utiliza modelos, figuras y maneras juveniles e infantiles para vender no sólo objetos, sino vicios perjudiciales para la salud, y formas de vida a las que tanto los jóvenes como los niños no pueden acceder económicamente. La publicidad se convierte en una fuente de ingresos y a la vez de frustraciones.

Son elementos como el hielo, el paisaje, el humo, las nubes o las paredes de los edificios los que permiten más facilidades para insertar en la imagen las frases o secuencias subliminales.

La palabra joven se rellena de un contenido elaborado y ficticio, unas metas ajenas a sus propios intereses y cercanas a las de las marcas, que forman y sustituyen los de su propia identidad. El objetivo de la publicidad es fabricar mentes.

Así, como una especie de “Ensayo sobre la ceguera”, como resume Eduardo Galeano:"la sociedad se convierte en mercado, los ciudadanos en clientes, los seres humanos en consumidores y la democracia en economía".

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