Cuando la calma me trae
rugidos de armas al alba
y sirenas de madrugada.
Tanto dolor sin dueño,
sucio seno, fuego y llama.
Ramas de muerte ilegal,
en fósforo blanco talladas.
Fanáticos espíritus,
sacrílegos de raza humana.
Venas hinchadas de euros,
y la S del dólar ensangrentada.
Busco el sendero sin llanto
y grito el silencio, a horcajadas.
(Serie solidaria: Poesía contra la barbarie)
No hay comentarios:
Publicar un comentario