sábado, 15 de septiembre de 2007

"EL ABUELO ME ROBÓ EL CURRO"



Titulados en Arte y en Turismo, aspirantes a guías de museo, en guerra contra los voluntarios de la 3ª edad

PEPA DIAZ
Madrid


Las cosas por «amor al arte» salen caras. Si no, que se lo pregunten a Nuria López-Rosso, de veintitantos años, trabajando siempre en precario para poder pagar los tres millones de pesetas que le costaba su carrera. Ahora es licenciada en Historia del Arte y una frustrada. Nuria quiere trabajar como guía de museo, pero su puesto está ocupado por los voluntarios de la tercera edad, jubilados que hacen su tarea gratis.

Nuria había empeñado toda su vida en ser doctora en Arte, hablar dos idiomas, hacer año y medio de master en Patrimonio Histórico-Artístico y dos más en Museología en la Complutense. «Sin oficio ni beneficio. Me siento una fracasada de la sociedad, una inutilidad. He mandado currículos a todos los museos de España y no me ha contestado ninguno».

300 abuelos

Los Guías voluntarios de la 3ª edad tienen más de 60 años y, como estos licenciados, aman el arte. De este proyecto, aprobado por la Unión Europea en el «Año de las Personas Mayores y de la Solidaridad entre las Generaciones», han salido 300 abuelos que están dando mucho que hablar. En dos años, este programa ha acumulado una lista de espera de 400 jubilados, rechanzado todas las solicitudes de licenciados menores de 60 años. Los licenciados en Arte y los profesionales del Turismo están que trinan.

Joaquín Iborra tiene 28 años y lleva 10 intentándolo. «He sido cajero, reponedor, limpiador de supermercados y hasta administrativo en una universidad mexicana», explica. Y todo para saber Historia del Arte, tres idiomas, informática y tener dos años de prácticas en la Galería de Exposiciones de la Universidad Autónoma de Madrid.

A gente como Joaquín todavía le quedan soluciones. «Al año que viene intentaré teñirme el pelo de blanco, ponerme unas pocas arrugas y meterme en un museo», guasea.

Mauricio Macarrón está desesperado: «Han creado un monstruo que va a ser muy difícil de parar». Pertenece a la ejecutiva de la Asociación de Profesionales e Informadores de Turismo (APIT). Como muchos de sus compañeros, ha estudiado Geografía e Historia, Turismo y habla seis idiomas. Pero no encuentra empleo.
Macarrón tiene claro que la falta de ofertas de trabajo es por los servicios gratuitos de la tercera edad. «Hay muchos tipos de voluntariado y éste nos perjudica. De lo que se trata es de que los abuelos no se aburran en casa; y digo yo que esto es un problema, pero es más problema no tener trabajo».

José Luis Jordana es el creador de los Guías Voluntarios y fundador, allá por 1973, de las Aulas de la 3ª edad. Pensó en crear el voluntariado, porque, según explica, «la falta de guías en museos era evidente».
Jordana quiere dejar claro que los objetivos van más allá de ocupar el tiempo: «Están haciendo una función social de encuentro entre generaciones, con niños y colectivos marginales, que de otra manera no visitarían los museos».

En todo el mundo

La experiencia que Julio Alberto Medeiro tuvo en sus prácticas como profesor echa por tierra el trabajo de los voluntarios. «Ibamos a hacer prácticas con colegios al Museo de América. Ya lo habíamos preparado todo con criterios pedagógicos modernos. Visité el museo cuatro días antes, pensando qué les iba a decir en cada sitio. Pero la tutora dijo a los guías de la 3ª edad que lo hicieran ellos. Eran malísimos, los chicos se aburrían y al final, lo único que hicimos fue controlar que no se subieran por las vitrinas».

Los protagonistas de la polémica, los guías voluntarios de la 3º edad, están al margen. Al contrario de lo que piensan los jóvenes licenciados y las asociaciones de profesionales, Amadeo Pindado, jubilado de Marketing Internacional, de 67 años, y coordinador de los voluntarios en el Museo Arqueológico, sólo ve ventajas para el turismo: «Estamos abriendo mercado, les atraemos clientes. Este programa ya funciona en otros países, como Inglaterra, Francia, Bélgica y EEUU. Cuando vienen extranjeros y ven que en España hay esta iniciativa, se llevan una buena imagen y seguro que vuelven».

Esta iniciativa con los mayores no sólo funciona en Madrid, sino que también se extiende a varias comunidades españolas como Extremadura, Canarias, Andalucía, Valladolid, Castilla La Mancha y Castilla y León. Desde 1994, los guías voluntarios han enseñado cuadros a más de medio millón de personas.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy guía de exposiciones, y cuando vi la noticia me quedé de piedra.

En este trabajo piden unos requisitos que no van acordes con los sueldos, es decir, solicitan licenciados superiores (en mi caso historia del arte), idiomas (por supuesto!), formación complementaria en didáctica de exposiciones (másters, cursos superiores o de especialización), experiencia profesional en el sector (absténganse recién licenciados), buena presencia (que con lo que pagan doy fe que es difícil encontrar unos trapitos de cierta elegancia), y un largo etcétera. A cambio de esto te ofrecen: contratos temporales por horas, convenios colectivos no relacionados, disponibilidad horaria (que no quiere decir jornada completa, sino hacer visitas guiadas en días y horas que estimen oportunos, y evidentemente uno tiene que estar disponible), unos sueldos que en mi caso rondan los 400€ mensuales... en fin, todo ideal!

El caso es que ahora me encuentro con que un montón de voluntarios jubilados están ocupando los puestos de trabajo del sector. No es que tenga nada en contra de que hagan cosas útiles una vez dejen de trabajar, todo lo contrario; ni siquiera les echo nada en cara, esto no es culpa de ellos. Está claro que el culpable de esta situación es quién lo permite, y ¿quién lo permite? (vaya por dios!) pues, al parecer, museos de titularidad pública y privada.

A ustedes, lectores, ¿no les parece genial que, en tiempos de crisis como el que estamos viviendo, la administración permita este INTRUSISMO LABORAL en lugar de crear puestos de trabajo? Es para pensárselo, ¿eh?

Pues nada, ánimo a todos los colegas de profesión, ...ya nos encontraremos en la cola del INEM.